Hay historias de amor que no solo se celebran, sino que se convierten en testimonio. La de Madeleinne Beschorner y Jean Carlos Orduz es una de ellas: una unión nacida desde la fe, la obediencia y la convicción profunda de que cuando Dios es el centro, el amor se restaura y florece con propósito eterno.

Madeleinne y Jean Carlos se conocieron hace aproximadamente ocho años, pero fue tres años atrás cuando, en el tiempo perfecto de Dios, sus caminos volvieron a encontrarse. Ambos provenían de matrimonios anteriores y llegaban a ese reencuentro con mayor madurez, corazones en proceso de sanación y una decisión clara: si volvían a amar, lo harían con Dios como fundamento.
Ella es de Caracas y él de Maracaibo, Venezuela. Aunque su historia se cruzó en Miami, lejos de sus ciudades natales, hoy comprenden que cada paso formaba parte del diseño divino que los conduciría a una segunda oportunidad. Lo que parecía un reencuentro casual fue, en realidad, una cita cuidadosamente orquestada desde el cielo.





“Nuestro amor no nació de una casualidad. Dios nos permitió reencontrarnos en el momento exacto, con corazones restaurándose y la certeza de que amar con fe siempre vale la pena.”

Desde el inicio de su relación, decidieron hacerlo diferente. Comprendieron que el amor verdadero no se sostiene solo en la emoción, sino en obedecer a Dios incluso cuando va en contra de lo que el mundo normaliza. Guiados por su pastor, hicieron un pacto con Dios y eligieron guardarse en santidad hasta el día del matrimonio, entendiendo que amar también implica confiar, esperar y honrar a Dios.
Jean Carlos es padre de dos hijos maravillosos que hoy forman parte esencial de esta familia. Para Madeleinne, ellos no son solo los hijos de su esposo, sino sus hijos también: niños amorosos, obedientes y firmes en su caminar con Jesucristo.



“Jesucristo no solo restauró nuestros corazones; hizo de nuestra historia y nuestra familia un testimonio vivo de Su gracia.”


La ceremonia: fe, elegancia y presencia divina
La boda se celebró en el icónico Rusty Pelican, Miami, en una ceremonia íntima, profundamente espiritual y cargada de significado. Solo estuvieron presentes las personas más cercanas a la pareja, creando un ambiente de paz donde la presencia de Dios fue protagonista.

La estética fue impecable, elegante y serena. Flores blancas, rosas, hortensias y orquídeas, junto a delicados detalles que reflejaban su fe, dieron forma a un escenario lleno de armonía. La planificación y decoración estuvieron a cargo de Celebration VIP, bajo la dirección de Adeixy Ortega, quien también fungió como wedding planner.


El día estuvo marcado por contratiempos inesperados, pero en cada uno de ellos la pareja fue testigo de cómo Dios se glorificó. Hubo lágrimas, unción y una palpable presencia del Espíritu Santo, acompañadas también de risas que reflejaron la esencia alegre y auténtica de los novios.

La ceremonia fue oficiada por el Pastor Jonathan Castillo, de la iglesia WWJD. Sus palabras tocaron profundamente a todos los presentes, recordando que el matrimonio no es perfección, sino rendición diaria a Jesucristo, un camino que se recorre mejor de Su mano. Más que una celebración, fue un pacto eterno sellado con oración y alabanza.
Para la gloria de Dios, la ceremonia fue transmitida en vivo por YouTube para familiares en Venezuela, haciendo el momento aún más especial.
“Jesucristo no solo es el centro de nuestro matrimonio; es la razón por la que creemos en el amor restaurado y en las segundas oportunidades.”




Detalles que cuentan una historia
Madeleinne lució un vestido de Pronovias, personalizado junto a la casa de diseño. Las mangas, el velo y los detalles exclusivos transformaron un vestido hermoso en uno verdaderamente perfecto.
El maquillaje estuvo a cargo de Juan Bautista y el peinado de Ailyn García.
La planificación y decoración fueron realizadas por Adeixy Ortega de Celebration VIP, y la fotografía estuvo en manos de @enamoradophotographers, capturando cada emoción con sensibilidad y elegancia.

Más allá del matrimonio, Madeleinne y Jean Carlos comparten una visión de vida y propósito a través de Living Water Products, un proyecto que nace del deseo de servir y aportar bienestar, entendiendo que así como el agua da vida, su labor busca generar impacto positivo en las familias de USA.
Jean Carlos expresa que, aunque acaban de casarse, siente que su alma ya pertenecía a Madeleinne desde mucho antes. Verla caminar hacia él fue la confirmación de que en ella encontró su hogar, su calma y su lugar seguro, agradeciendo a Dios por haberlos unido y afirmando que la elegiría una y mil veces más.





Nuestro amor no nació para llenar vacíos, sino para caminar en plenitud, con Jesucristo como fundamento y guía.”


Hoy, Madeleinne Beschorner y Jean Carlos Orduz caminan juntos con una misión clara: amar, servir y construir un hogar donde Dios sea el centro. Su historia es testimonio de que las segundas oportunidades existen, de que el amor restaurado es más fuerte y de que cuando se pone a Dios en el centro de la familia, la fe, el propósito y la bendición se multiplican.

“Nuestro amor no nació de una casualidad, nació de la obediencia. Dios restauró nuestros corazones y nos regaló un matrimonio con propósito eterno.”

